En momentos de confinamiento y reinvención de lo que conocíamos como normalidad, la Universidad del Istmo es una de las pocas universidades de la región que, a pesar de las dificultades, no se encuentra en una posición alejada a su día a día; una vez que la educación virtual, como única solución para seguir estudiando hoy día, ha sido su “normalidad” hace más de 10 años, catalogándola como la universidad líder en esta modalidad en Panamá.
Muy diferente a lo que muchos piensan de la educación virtual; está va más allá de una videollamada o del contacto digital entre un estudiante y su docente. La educación virtual en la universidad del istmo parte de una filosofía compuesta por la capacidad de autorregulación por parte de los estudiantes lo cual termina por crearles sentido de disciplina, responsabilidad y compromiso; otro componente muy importante es el desarrollo de capacidades tecnológicas y de interacción a través del mundo digital que abren caminos para el futuro laboral en la globalización, donde hoy día trabajamos con personas de otros países, en otros horarios, y donde nuestro único medio de “trabajo en grupo” y comunicación, son las plataformas digitales.
La plataforma virtual de la Universidad del Istmo, que corresponde a la misma tecnología de punta que utilizan renombradas casas de estudio, es capaz de brindar una experiencia que revive los salones de clases en los hogares u oficinas; permitiendo al estudiante participar en foros de discusión, exámenes, trabajos grupales, videoconferencias, interacción, siempre contando con estrictas regulaciones para optimizar el aprendizaje individual.
Hoy día la Universidad del Istmo brinda educación a miles de estudiantes alrededor de todo Panamá, e inclusive cuenta con estudiantes en el extranjero los cuales, a través de la educación virtual, pueden asistir a universidades foráneas y obtener títulos importantes en los más de 30 programas académicos disponibles. Y esta es otra gran cualidad de la educación virtual; la capacidad de poder llevar educación a lugares alejados, reduciéndole gastos a quienes, de otra forma, tendrían que trasladarse diariamente a una universidad física.
Las realidades actuales, como la crisis por el Covid-19, no solo representa una oportunidad para la reinvención, sino para despertar ante oportunidades que ya existían, pero las barreras culturales y tradicionales no nos dejaban aprovechar.